Las movilizaciones en la Universidad de Concepción
Por un lado, muchas de las carreras tienen demandas emanadas de petitorios que se arrastran desde hace ya algunos años y que aún se encuentran sin solución. Varias de esas demandas tienen que ver con la necesidad de que se realicen mejoras de infraestructura y que los ingresos que éstas reportan a la universidad por concepto de aranceles sean transparentados, para así poder exigir con mayores argumentos que se les cumplan sus petitorios.
Pero por otro lado, esta situación, que no se diferencia demasiado de la de decenas de otras instituciones, se enlaza de manera directa con la demanda nacional por la consecución de transformaciones estructurales que acaben con el mercado educativo. Cómo no enlazarse, si no es otra cosa que una expresión concreta en nuestra universidad de la crisis que afecta a la educación superior en su conjunto.
La crisis del conocimiento que genera la mercantilización de la educación se expresa, de parte de las universidades, en que éstas priorizan el financiamiento de las carreras que son más "rentables" o de más alta demanda, ya que bajo la lógica del autofinanciamiento se reportan más ingresos por concepto de aranceles; o bien, se potencia a las carreras cuyo campo investigativo está más ligado a los sectores empresariales, ya que la venta de investigación a empresas también reporta dividendos económicos importantes. Esto es sólo un botón de muestra de la amplia crisis de sentido que se produce inherentemente al capitalismo neoliberal y que, evidentemente, ni la reforma gubernamental ni los retoques que proponen ciertos sectores del movimiento estudiantil son capaces de enfrentar ni resolver.
En otras palabras, esta lógica termina despojando a la educación superior del sentido y rol que juzgamos que debe tener: ser una herramienta para producir conocimiento que vaya en directo beneficio de la gran mayoría de la sociedad, y no a favor de la clase propietaria, como ocurre hoy. Por eso no dudamos que urge generar transformaciones reales en nuestro sistema educativo, que de una vez acaben con el mercado en la educación y la segregación del conocimiento que éste genera, tanto a nivel de segmentos sociales como a nivel de áreas disciplinarias. De esta manera, la única forma de desalojar de manera efectiva al mercado es a través de la estatización total de la educación. En manos del Estado, no podrá haber confusiones entre lo público y lo privado, el subsidio o la gratuidad, el beneficio privado o el beneficio social.
Traspasar toda la educación al Estado debe ser nuestra demanda ahora, durante las movilizaciones presentes, mañana y en los próximos capítulos de lucha del movimiento estudiantil.