Vecinos del Parque Forestal contra Feria de las Pulgas: dos formas opuestas de entender el espacio público
Este domingo, cerca de 700 vendedores desafiaron la prohibición municipal a realizar la Feria de las Pulgas sobre el Parque Forestal, y consiguieron que Carabineros no los desalojara del concurrido espacio público, donde existía un acuerdo de realizar la actividad un solo domingo al mes. Sin embargo, ayer sus organizadores se saltaron el acuerdo con la municipalidad, y tras negociar con la policía, desarrollaron en completa tranquilidad el intercambio y venta de artículos en desuso, además de ropa americana y alimentos.
La situación motivó una declaración pública de la autoridad municipal, donde afirman que “desde hace un año y medio la Municipalidad de Santiago ha buscado resolver el conflicto”, y recuerda el compromiso alcanzado anteriormente.
“Lamentablemente, en el último tiempo los organizadores de esta feria han comenzado a convocarla durante los fines de semana en que se había acordado no realizarla, rompiendo todos los compromisos que habían suscrito ante el Municipio y los vecinos del barrio”, afirma la declaración y agrega que la autorización para la realización de la actividad no será entregada “hasta que se den garantías de respeto a los acuerdos y a las normas que regulan este tipo de eventos”.
Sin embargo, tras la molestia por basura más o basura menos, la molestia de un grupo de vecinos con la realización de la Feria de las Pulgas refleja una concepción contrapuesta respecto del uso del espacio público.
Así lo reflejan las palabras del presidente de Junta de Vecinos n°1 del Parque Forestal, Héctor Vergara. Para él, los organizadores de la feria “quieren la anarquía total” ante el desconocimiento de los acuerdos. Vergara afirma que el parque, “como todo espacio público, se rige por las mismas leyes que rigen para todos los chilenos y las ordenanzas municipales. Es decir, su yo quiero ir y vender lo que yo quiera en el lugar que yo quiera, no corresponde. Todo espacio público tiene un valor, y esos valores los pone cada municipio”, defiende el representante vecinal
Vergara va más allá y critica duramente a los organizadores, e indica que “son personas no tan jóvenes que no quieren hacer nada con orden. Quieren colocarse allí a la hora que quieran, como quieran y donde quieran. Nosotros estamos por un orden nada más”, y agrega que “son sólo voceros, no hay nadie que ponga la cara”. E incluso cuestiona: “¿contra quién vamos a presentar un aspecto legal, si aquí no existe una entidad? Son voceros, personas que hablan, no hay nadie que organice. Pero bueno, es un tipo de guerrilla urbana y veremos qué hacer con la municipalidad”.
“No queremos una feria donde la gente orine en el espacio de la máxima expresión del arte en Chile y de la ciudad de Santiago. Los museos no pueden ser el baño de una feria. Como ellos no se hacen cargo de ninguna de las externalidades, eso no puede ser, tiene que haber un orden”, agrega el dirigente vecinal
Además, Vergara cuestiona que la instancia sirva para el trueque o comercio alternativo. “Están las fotos donde la gente baja con fardos de ropa. (…) es falso que sean jóvenes que quieren compartir y todo el tema, sino que vienen comerciantes. Son comerciantes, que venden comida bajo ningún aspecto sanitario. Y eso no puede ser”, critica.
Vergara detalla que para ellos la solución es que la feria salga del parque, “podría hacerse sobre la calle José María Caro, en el espacio residual de la ciclo-recreo vía. De 9 am a 2 pm”. Fórmula que, asegura, funciona en otras municipalidades.
“El parque forestal es un lugar muy, muy agradable para que todos los santiaguinos, todos sin excepción y también los turistas, puedan trotar, y no sólo para un grupo de personas que quiere hacer comercio en el parque”, concluye el vecino.
A la opinión de Vergara se suma la de otros ilustres vecinos, como la de la fotógrafa María Gracia Subercaseux, quien dijo a La Segunda que “no sólo está el tema de la feria de las pulgas, también aquí vienen personas que se cuelgan de los árboles a hacer sus acrobacias y otros que hacen clases de tambores, que cobran por eso y producen contaminación acústica. Nadie fiscaliza a esas personas”.
La feria como espacio residual de soberanía popular
Completamente opuesta es la visión que uno de los voceros de los organizadores de la Feria de las pulgas plantea sobre su actividad. “Lo que hacemos es usar el espacio público dándole los valores y principios que creemos que deben estar presentes en un espacio de economía alternativa. No lo consideramos como comercio propiamente tal, es una expresión de una necesidad y eso tiene que ver con principios como la recuperación de aquellas cosas que tienen una desvalorización, como la ropa de segunda mano o de cualquier artículo que uno ya no usa y que otras personas los pueden seguir usando. En otras palabras, estamos en contra de la economía del desecho que tenemos hoy en día”, afirma Alejandro Díaz, quien es vecino hace 20 años del Parque Forestal.
Para el vocero, el uso que ellos dan al espacio concuerda con lo planteado por el historiador Gabriel Salazar respecto de las ferias libres como espacios residuales de soberanía popular. Es decir, como una expresión cívica de sujetos marginados que generan prácticas de apropiación de espacios públicos, otorgando una instancia de relación entre sujetos distinta a la que ofrece el desarrollo neoliberal.
Díaz afirma que “nosotros vemos a la feria de la pulgas como un espacio de soberanía, y a partir de ahí, nosotros estamos peleando este espacio hace más de un año y medio” y agrega que “esta feria de las pulgas lleva más de 20 años en el barrio, la han intentado sacar alcaldes como Alcaíno, Zalaquett y no lo han logrado”.
El vocero de los feriantes afirma que la oposición a la instancias es de “un grupo reducido, muy pequeño”. Aclara que si bien no tienen jurisdicción sobre el paño de terreno que hoy ocupan, ya los hicieron moverse en una oportunidad, pero “ellos insisten en que salgamos del parque, y que nos vayamos del sector. Lo que no entienden es que esto no responde el mero uso del espacio, sino que a una necesidad práctica de la gente de identificarse con un espacio, y ese espacio está en centro de la ciudad, no el centro de la comuna”.
Díaz reconoce el problema que se genera con la basura, pero le resta gravedad y afirma que ellos suben fotos que dan cuenta de los esfuerzos que hacen por limpiar. “Los basureros se vieron sobrepasados, porque son de paso y no de uso corriente”, indica.
Sobre los baños, afirma que en el sector existen unos que están abandonados hace siete años, y aunque han pedido a la JJ.VV que se haga cargo de repararlos, “no les interesa porque esos baños no los usamos los vecinos, sino que los vigilantes del parque. Si eso no es clasismo y defender el interés de unos pocos, no sé lo que es”, asegura.
“Es esa pretensión de convertir el parque forestal en su propio patio trasero es en lo que creo que están equivocados”, indica y apunta al proceso de gentrificación como el responsable de esta pugna. “Esa dinámica donde ellos están instalando sus necesidades, está avalando que este barrio tengo un nivel más alto, y eso significa que los negocios son más caros, que la gente que llega tiene un nivel de ingresos más altos. En ese proceso de segregación, creen que la feria de las pulgas va en la dirección contraria. Y es real, va en el proceso contrario, porque creemos que el espacio tiene que ser pluralista, donde venga gente de todos lados de la ciudad, como es en el momento (que se instala la feria). El Parque Forestal es representativo de las distintas identidades que se dan en Santiago hoy en día. Si los vecinos que están pensando que aquí sólo puede haber gente como ellos en el barrio, se equivocan”, indica.
“La basura es un detalle, el proceso acá es más de fondo. Lo que vemos los vecinos es cómo nos llenamos en tres años de apart hotel, de hostales, etc. Convirtiéndonos en un sector de servicios para los visitantes y no en un barrio. Y nuestra mayor preocupación es esa, que dejemos de ser barrio. Algunos vecinos creen que la forma de hacer barrio es excluyendo al resto, y otros que creemos que no, que hay que incorporar las necesidades de toda la gente que pasa por el barrio, y que también siente que les pertenece, porque no es de los que vivimos acá, es de todo aquel que puede compartir su identidad con nosotros. La feria de las pulgas es parte de eso”, concluye el vecino y vocero de los feriantes.
Fotos: Facbook de la Feria de las Pulgas del Parque Forestal