Sindicato de Futbolistas Profesionales: “La política inevitablemente va a utilizar al fútbol como trampolín"
Al mando del Sindicato de Futbolistas Profesionales de Chile durante más de una década, su presidente Carlos Soto ha sopesado el poder de presión de la organización, en la búsqueda de mejores condiciones laborales para los jugadores. En entrevista con ElDesconcierto.cl, el dirigente destacó que más del 90 por ciento de los futbolistas del territorio nacional se encuentra asociado al sindicato y reflexionó acerca de los vínculos entre política y fútbol.
¿Cuáles son las principales disputas que lidera el sindicato?
Estamos buscando, principalmente, que los clubes cumplan con sus obligaciones laborales. Es el principal rol que realizamos en materia de contrato. Esta es una actividad que está con un marco regulatorio que permite que los clubes cumplan con sus obligaciones, en ese sentido. Lo que diríamos que implica un poco más de trabajo es que, antes de los inicios de cada campeonato, los clubes deben tener todo en regla, deben estar al día en el pago de los salarios. En primera división no hubo problemas, en la primera B, que viene a ser la segunda categoría, teníamos problemas con tres clubes y ya fue solucionado y en la tercera categoría, que es la segunda división, acabamos de tener una reunión para resolver lo de Puerto Montt. Esa es nuestra principal tarea durante esta época.
Ustedes sostienen que buscan dignificar la vida del jugador de fútbol. ¿Cómo se logra eso?
Nosotros ya logramos algo que nos costó 50 años. La primera huelga, por lo menos oficial, se generó el año 57, con los seleccionados de esa época que no quisieron ir a un sudamericano porque se establecía un tope salarial. Desde el 57 hasta el 2007, en que se promulgó el estatuto laboral para los trabajadores de esta actividad, pasaron 50 años. 50 años costó tener una reivindicación, que el futbolista fuera considerado un trabajador y que eso fuera refrendado en un texto legal. Esa parte la conseguimos, que el futbolista fuera considerado un trabajador como todos. Es el mayor logro que se ha conseguido desde el punto de vista sindical.
¿Cuánto luchan los futbolistas por su derechos? Por ejemplo, en la primera división, ¿hay jugadores sindicalizados?
Hay 1100 futbolistas que tienen contrato registrado en la ANFP, por temporada, y el grado de sindicalización nuestro llegó al 95 por ciento. Eso está reflejado en la participación que tienen a la hora de votar. El año pasado votaron 950 jugadores por sus directivas, es decir, tenemos una vigencia plena. Las elecciones son cada cuatro años. Tenemos la particularidad de que solo se presenta una lista y eso es por una tradición que tenemos desde que se fundó el sindicato. El próximo año cumplimos 50 años y seguro que vamos a hacer actividades para conmemorar esa fecha.
Yo diría que en sindicalización superamos ampliamente a toda el área productiva de nuestro país.
En el caso de que los jugadores fueran a huelga, ¿cómo se podría concretar eso?
La última amenaza de paro en Chile fue el año pasado, en junio. Se iba a iniciar el campeonato y había 60 futbolistas que no tenían su finiquito, aún se les debía remuneraciones. Tuvimos una asamblea en la oficina del sindicato y dijimos ya, paramos el fútbol. Convocamos inmediatamente a una conferencia de prensa y ese fin de semana que se iniciaba el campeonato había una presión muy grande para la ANFP, así que al otro día, martes, pudimos recibir los salarios de los más de 60 futbolistas. Ese es el grado de acción que tenemos, es bastante efectivo.
En el caso de los futbolistas que jubilan, muchos de ellos no ganaron tan buenos sueldos como el jugador de primera división, ¿qué pasa con ese asunto pendiente?
Aún está pendiente resolver la deuda por cotizaciones previsionales de futbolistas de los años 60, 70 y 80. Incluso de los 90, porque recién a partir de 1 de enero del 2003, hace 11 años, es que todos los futbolistas cotizan en AFP’s. Pese a que Chile cambió su sistema previsional en los 80, los futbolistas continuaron cotizando en el sistema antiguo, en el del INP. Por lo tanto, los futbolistas pasaron a estar en un área de nadie, porque los únicos que tuvieron una previsión son las Fuerzas Armadas.
Los jugadores siguieron cotizando en el INP y hay lagunas para mucha gente, futbolistas famosos y no tan famosos, que no han podido regularizar eso. Y esa es una tarea que está pendiente.
La segunda tiene que ver con que hemos tratado de palear, de alguna manera, esa gran diferencia, esa desigualdad económica que existe entre futbolistas que ganan mucho y otros que ganan muy poco. Para eso hemos creado fuentes laborales, tenemos 55 escuelas de fútbol en todo el país, están todas ubicadas en zona de riesgo social, son gratuitas para los niños, nadie paga un peso, sólo nos preocupamos de conseguir los recursos para implementación deportiva y pagarle a los profesores, q ue son todos futbolistas retirados que están con sus respectivas preparaciones, porque hemos conseguido becas para estudiar en el INAP. Esa es nuestra manera de poder enfrentar el futuro, con educación.
Este año llegamos a cerca de 500 jugadores que se han titulado como entrenadores profesionales y hay otros tantos a los que les hemos conseguido beca en otras instituciones, como la Andrés Bello. El año pasado ya salieron los primeros futbolistas que son profesores de educación física y jugaron fútbol profesional por un largo tiempo. Además, tenemos muchas escuelas bajo nuestro amparo y están todas en zona de riesgo social, no tenemos ninguna en Las Condes. Están todas en las zonas donde realmente se necesita: en Lota, en Coronel, en Padre de las Casas, en Cerro Navia, Maipú, Pudahuel, San Miguel… esa es nuestra manera de devolverle a la sociedad lo que nosotros hemos recibido como futbolistas.
¿Cómo se han desarrollado ustedes ante la llegada de las sociedades anónimas? ¿Cuál es la evaluación que hacen?
Nosotros hacemos una evaluación positiva porque los clubes hasta el año 2005 eran corporaciones sin derecho privado a fines de lucro y las experiencias fueron bastantes desastrosas desde el punto de vista de la administración que ellos hacían de sus clubes. El 2002 tuvimos una paralización que duró 3 fines de semana precisamente porque existían 12 clubes, de los 32 –casi el 50 por ciento de los clubes profesionales- que no cumplían con sus obligaciones de salario. Nos obligaban a la única forma de movilización que teníamos, que era parar el fútbol. Desde entonces nos prometimos no llegar nunca más a un paro por remuneraciones y para eso exigimos un marco jurídico distinto.
Después llegaron las sociedades anónimas. Aquí hay un aspecto que nos diferencia de otra actividad, aquí existe un equilibrio entre el sindicato y los clubes. Siendo sociedad anónima, el Sindicato de Futbolistas adquirió la misma fuerza y por eso los clubes ya no quieren enfrentarse con nosotros. Saben que existe la solidaridad, unidad, que existe una conciencia colectiva que ojalá tuvieran el resto de los trabajadores del país, porque aquí basta que nosotros hagamos ejercer el lema que tenemos. Una injusticia cometida en contra de un trabajador es una amenaza para todos y con eso reaccionan todos. Es una actividad bastante solidaria en estos términos.
¿Se enteró de la polémica entre unos periodistas de CDF que fueron despedidos y otros que renunciaron, por rencillas con Azul Azul? ¿Qué piensa usted?
Nosotros nos contactamos con los trabajadores y les ofrecimos nuestra asesoría. Hicimos todo lo que estaba a nuestra alcance aunque ellos no sean futbolistas, porque creemos que ocurrió es grave y no entendemos por qué el país fue tan permisivo en esto. Por lo menos no escuché tanto reclamo de los mismos colegas. Me parece que es inaceptable que te despidan por ejercer tu profesión. Además, se viola absolutamente el derecho constitucional a la libertad de trabajo y de información.
Desde su rol de presidente del sindicato, ¿qué tan evidente le parece esta mezcla que se da en Chile entre política y fútbol? Sobre todo, considerando el poder de los dirigentes del fútbol nacional.
Chile tiene un sistema neoliberal que es perfecto para quienes conducen el país. Cuando se hizo no hubo ninguna oposición, nadie pudo opinar porque estábamos en dictadura. Entonces, esa relación política-fútbol se va a dar sí o sí, porque en la mayoría de los países hay un sistema de sociedad anónima. Aquí en Chile también se da y lo que ocurre es que a nosotros no nos preocupa quién venga, esa es la verdad, porque si estamos alineados como sindicato y los futbolistas tienen claros sus derechos y obligaciones, mientras sepamos movernos en este ambiente, no nos preocupa. Nos preocupa fortalecer a los futbolistas en su condición de trabajador y creemos que eso ya lo logramos, porque esto es una profesión y ser profesional implica ejercer un trabajo y el pago de una remuneración.
La política inevitablemente va a utilizar al fútbol como trampolín, en muchos casos. Es cuestión de mirar. Los empresarios que llegan al fútbol, entre otras cosas, buscan un reconocimiento y popularidad y el fútbol se los da. Es algo que no adquieren en otros lados y la mejor demostración es lo que ocurrió con Sebastián Piñera. Probablemente él ganó muchos votos con el fútbol, por ser parte de un directorio. Sabemos cuál es la connotación que tiene el fútbol en un país como Chile. Tiene una repercusión muy importante que otras áreas que deberían tener también, pensamos nosotros, porque el fútbol es importante pero hay otras cosas que lo son más. Somos muy conscientes con la desigualdad que se produce en cuestiones sociales, laborales y políticas.
¿Qué piensa usted de la crítica que se hace desde la izquierda respecto a que el fútbol es el opio del pueblo?
Creo que es la verdad. Es cuestión de ver lo que provocó la selección en el Mundial de Brasil. En el país puede estar ocurriendo algo de importancia, pero pasa a segundo plano con el fútbol y es verdad. A veces, en mi opinión muy personal, me da hasta vergüenza cómo muestran tanto fútbol en los canales de televisión, en los noticiarios, habiendo tanta cuestión importante en el país.
El fútbol es una herramienta y un vehículo social tan grande que es inevitable que lo utilicen todos. Yo me pregunto por qué no muestran que hubo un campeonato de natación y es porque no hay interés económico, los sponsors no están dispuestos a poner plata ahí, entonces los canales deciden que no van a transmitir otra cosa que no sea fútbol y nadie pone un pare en esta situación. Si queremos desarrollar otros deportes, hay que darles el espacio. El sistema neoliberal mata en Chile otras actividades que deberían tener la misma relevancia.