Jaime Estévez: ¡Concertación, qué buen nego$io!
Está metido en los cobros abusivos del BancoEstado a los ahorrantes y en el préstamo más que generoso que le hizo ese banco al Grupo Luksic, fue asesor de un ex presidente mexicano juzgado por dos matanzas de estudiantes y estuvo metido en el inicio del Transantiago, por mencionar sólo algunos de los renglones dorados del compendio de indecencias que conforman el CV del actual gerente del convento.
Por Andrea Rodriguez
Sería un ejercicio verdaderamente interesante reconstruir el modo en que cierto pedazo de la izquierda chilena de los 70, devenida en un ala de la Concertación desde fines de los 80, logró edificar toda una mañosa arquitectura de transacas de poder y dinero (levantada a la rápida entre el atardecer y la medianoche de la llamada transición), que permitió en los 90 la proliferación de una nueva casta política y económica que se ha visto más de una vez “distinguida” por esta sección de El Desconcierto. Todo un ramillete de amigotes bien remunerados, que además de contribuir al perfeccionamiento “democrático” de la maquinaria neoliberal, se las ha ingeniado para hacer los más jugosos negocios y ubicarse en los más empingorotados cargos. Jaime Estévez, socio fundador del grupete, es a no dudarlo, uno de sus mayores dignatarios.
Fue compañero de colegio del guatón Correa, amigo de Tironi y de otros siempre exitosos ex MAPU. Tuvo en sus comienzos una trayectoria curiosa que lo llevó entre otras cosas a ser el agregado de ese partido en Moscú y luego asesor de Luis Echeverría, un ex presidente mexicano que antes de llegar a ese cargo, para el 2 de octubre de 1968, ocupaba el cargo de Secretario de Gobernación al momento de desatarse la amargamente famosa matanza de Tlatelolco.
Ya instalado en la chilena transición, fue primero diputado del Partido Socialista por el popular distrito de La Pintana y luego jefe territorial de la campaña de Ricardo Lagos, para ser nombrado más tarde Biministro de Obras Públicas y Transporte y Telecomunicaciones del gobierno del Gran Estadista, donde estuvo entre 2005 y 2006. Llegó a ese cargo desde la presidencia de BancoEstado, institución que hasta antes de su presidencia aún se llamaba Banco del Estado.
Fue de hecho bajo su mandato que Tironi se adjudicó el contrato para hacerse de varios millones por ponerle corrector al “del”, en una jugada magistral de expropiación simbólica del original sentido fiscal y redistributivo del organismo.
Nada evidenciará sin embargo mejor el carácter de sus gestiones en BancoEstado, que la combinación del cobro abusivo a los titulares de cuentas de ahorro, por un lado, con el otorgamiento de un jugoso crédito al Grupo Luksic por 120 millones de dólares, a fin de permitirle hacerse del control del Banco de Chile, por otro, con lo que hizo un inestimable aporte para incrementar la ya aguda concentración bancaria del país. La ley del embudo en estado puro.
La justicia terminó penalizando los cobros abusivos y la entidad financiera terminó obligada a desembolsar 12 millones de dólares a cerca de 500 mil clientes. Lo divertido es que cuando la dirección de su actual partido, el Socialista, lo pasó al Tribunal Supremo, fue por no venderle entradas a los hinchas de Colo-Colo en octubre de 2011, en su calidad de Presidente de Cruzados SADP, la sociedad de controla el club Universidad Católica, pero por el favorcito al grupo más adinerado de Chile, no.
Su llegada al MOP estuvo vinculada a una sucesión de escándalos que venían del caso Gate, que salpicó severamente a Carlos Cruz (otro amigo de Lagos), y que su sucesor Javier Etcheverry trató de enmendar. Y no iba tan mal, si no fuera porque en noviembre de 2004 el joven puente de Loncomilla tuvo la mala ocurrencia de caerse y con él se cayó del cargo el propio ministro Etcheberry. Allí fue que llegó don Jaime a componer el naipe y encargarse de seguir el diseño de ese orgullo del transporte santiaguino de cuyo nombre no quiero acordarme.
Además de ostentar la presidencia de los Cruzados, hoy puede encontrársele en el directorio del Banco de Chile (el mismo al que prestó altos servicios desde el BancoEstado), institución que además posee el 20% del Administrador Financiero de Transantiago (AFT), contrato que fue suscrito en 2005, cuando él era el flamante biministro.
Para que se tenga una idea del calado de las jugadas de estos gerentes concertados, digamos que el negocito del AFT (sociedad conformada por BancoEstado (21%), Banco de Chile (20%), Banco Santander (20%), BCI (20%), CMR Falabella (9,5%) y Sonda (9,5%) ha sido jugoso. Según la Superintendencia de Valores y Seguros, el 2011 triplicó sus resultados respecto del año anterior, con ganancias por 4.831 millones de pesos.
Actualmente, Estévez es presidente de Cruzados S.A., la sociedad que controla al Club Deportivo Universidad Católica. Cuando fue nombrado en el cargo, El Mercurio planteó durante varios días la “polémica” de cómo sería recibido un hombre de izquierda en el club de la clase alta. Sin comentarios.