La reconstrucción de la nueva oposición: Superar las fronteras entre la Nueva Mayoría y el Frente Amplio

La reconstrucción de la nueva oposición: Superar las fronteras entre la Nueva Mayoría y el Frente Amplio

Por: Cristián Méndez y Álvaro Ramis | 02.04.2018
Una nueva coalición se debería inaugurar con un acuerdo inteligente e inevitable que permita enfrentar competitivamente las elecciones municipales y de gobernadores regionales en 2020.

El amplio campo político que se extiende desde el centro a la izquierda debe iniciar su recuperación política asumiendo que en ese objetivo necesitará la colaboración más amplia y compleja que logre articular. La experiencia histórica muestra que los partidos o movimientos que se excluyen de estos procesos de cooperación se aíslan y, por lo tanto, se debilitan. Al contrario, el dialogo fortalece y siempre comienza con los que quieren conversar sin exclusiones. Al cabo de poco tiempo, quienes se autoexcluyen no influyen en nada y tienen que sumarse a última hora a los acuerdos ya consolidados.

Para empezar la reconstrucción es necesario abrir un debate sincero donde se puedan evaluar todas las líneas políticas implementadas hasta ahora, como parte de una práctica cotidiana, plenamente normal. La diversidad de enfoques, en orden a ponderar el pasado y proyectar un actuar en conjunto, constituye un valor de la mayor importancia, en orden a establecer prioridades en materia programática, haciendo frente a un gobierno de derecha que, desde el primer día, trabajará para perpetuarse en el poder.

La nueva oposición también va a tener ante sus ojos un nuevo abanico de opciones tácticas y estratégicas hacia el futuro. Estos posibles cursos de acción se tendrán que dirimir mediante procedimientos democráticos, que permitan superar una dura derrota electoral y lo más grave, una crisis de la convivencia y confianza interna que atraviesa todo el espectro político. De esa forma se redefinirán las políticas de alianzas, en un ambiente de diálogo abierto, que a largo plazo permita plantearse una nueva coalición, que se debería inaugurar con un acuerdo inteligente e inevitable que permita enfrentar competitivamente las elecciones municipales y de gobernadores regionales en 2020.

En este proceso de reconstrucción, la oposición necesita levantar y promover debates centrados en propuestas, dejando drásticamente afuera las descalificaciones y reproches para promover procesos de deliberación sustancial. En esa línea cabe destacar como un hito inaugural, la publicación del libro “Juntos, pero no revueltos. 8 propuestas para salir de la crisis institucional y política de Chile”, el que por medio de ocho reflexiones sobre el nuevo escenario político del país, intenta mostrar posibles vías a seguir.

Este texto reúne miradas que cruzan partidos y coaliciones, en una transversalidad que supera las fronteras entre la Nueva Mayoría y el Frente Amplio. Sin recetas mágicas, sin simplificaciones, lo que propone es pensar los problemas antes de resolverlos a las apuradas. Es una invitación al debate imprescindible, que tal vez prefigure el inicio de un nuevo tipo de alianza política.

Una de las características de esta publicación es que, además de reunir a dirigentes de diversas tendencias dentro de la izquierda, cubre variadas temáticas que hoy resultan de vital importancia revisar. ¿Qué rol le cabe a los trabajadores en esta etapa? ¿Cuál es la importancia de los sentimientos y las emociones en la práctica política? ¿De qué manera los movimiento sociales encuentran nuevas formas de acción y organización de cara un régimen tan cerrado y complejo de enfrentar como el neoliberal? ¿Cuáles son los mecanismos mediantes los cuales sería posible elaborar una nueva Constitución Política? ¿Cómo podemos entender el proceso y desarrollo de la transición a la democracia a treinta años de su inicio? ¿Qué significa exactamente que el país esté en crisis? ¿Cuál es la mirada de las elites sobre el presente? ¿De qué forma la izquierda puede evitar jugar un rol testimonial y entrar de lleno a la lógica del poder sin perder de vista sus principios?

Las respuestas a estas y otras preguntas, implica abrir espacios de diálogo y debate, pero también zonas de trabajo común, que permitan progresivamente forjar confianzas básicas y conduzcan hacia la emergencia de un proyecto político compartido.

En este sentido, la reorganización de las fuerzas democráticas de oposición ocurrirá en múltiples frentes. El primero de ellos es el parlamentario, el cual ya ha tenido un primer hito hace algunos días a partir del acuerdo entre las distintas bancadas opositoras para la conducción de la Cámara de Diputados y el Senado, evitando de esta manera que la derecha controlara el gobierno y el congreso simultáneamente. La dinámica de trabajo que se establezca entre los parlamentarios de la Nueva Mayoría y el Frente Amplio durante estos cuatro años, en cada comisión, en cada votación, en cada debate, será un ingrediente para la conformación del nuevo cuadro político.

El segundo frente de acción será el político-partidario. Hace varios años que ya se observa en el país un proceso de reestructuración del sistema de partidos, el cual afecta de manera particular a la centro-izquierda. Algunos partidos tradicionales comienzan su declive, están aquellos que se fusionan o dividen, y otros que nacen. En este contexto, veremos cuales orgánicas logran consolidarse, ampliar su rango de influencia y  captar el interés de la ciudadanía, y cuáles van quedando atrás sin posibilidades de sobrevivir.

El tercer plano será el ideológico. La crisis de la izquierda y la socialdemocracia a nivel mundial ha abierto importantes debates respecto a su futuro. El fracaso de la "tercera vía" en los países del hemisferio norte y el auge de alternativas nacionalistas han puesto a la izquierda en una difícil posición. Este contexto se replica de un modo particular en Chile, con una izquierda que luego de la dictadura abandonó el grueso de sus definiciones doctrinarias y se lanzó en un proceso de "renovación" que hoy parece no responder adecuadamente a las exigencias de la sociedad chilena.

La izquierda necesita volver a beber de su propio pozo. Retomar los fundamentos de su identidad, a partir de una relectura crítica de su propia historia. En continuidad con una tradición de larga data, que parece hoy olvidada. Y a la vez capacidad de cambio y adaptación a un nuevo contexto que exige imaginación e innovación. “Juntos pero no revueltos” es un aporte relevante en esta búsqueda.