Constanza Valdés, primera mujer trans en ser vocera de una coalición política, critica la ignorancia en el Congreso
Constanza Valdés, representante del Partido Pirata y de OTD Chile (Organizando Trans Diversidades), se convirtió en la primera mujer trans en ser la vocera oficial de un conglomerado político. Desde junio que asumió la vocería oficial del Frente Amplio.
En entrevista con Qué Pasa, Constanza contó sus miedos de salir a la calle y que la apuñalaran. Ha pasado, tal como las otras personas trans en Chile, por los duros trámites que significa el cambio de sexo legal. Esta semana, después de cuatro años de tramitación, el Senado aprobó la Ley de Identidad de Género y la despachó a la Cámara.
De aprobarse, las personas trans mayores de edad podrán cambiar su nombre y sexo en el Registro Civil. Pero tras el paso del Senado, quedó una indicación que obliga a presentar un certificado que acredita que no hay trastorno mental. Como si fuese una enfermedad, dice Constanza.
"Nos ven como personas enfermas. La indicación del senador Ignacio Walker exige que presentemos un certificado médico que demuestre que estamos sanos. En el fondo, se trata de descartar que exista un trastorno que influya en que nos creamos algo que no somos. Si te dejan cambiar de nombre, tienen que estar seguros de que lo creas en serio, que no tengas bipolaridad, que no te vayas a echar para atrás. Nunca dicen 'eres una mujer', siempre te ven como alguien enfermo", afirma.
En el debate del proyecto -el que Constanza siguió de cerca desde su rol en la OTD- vio cómo una endocrinóloga de la Universidad de los Andes dijo que las personas trans son así porque fueron abusados. "Cuando el señor Allamand cree que ser trans puede ser un arrebato, es producto de su ignorancia. Ossandón habló de un niño trans que se había arrepentido de operarse, y en realidad era un niño intersex. Los parlamentarios no leen, no buscan informarse. No es ningún arrebato ser trans en esta sociedad, más bien es un calvario", agrega.
Para Constanza, hay una gran victoria y una gran derrota con la Ley de Identidad de Género. El triunfo es que "nadie podrá pedirte un examen psiquiátrico para cambiar tu apariencia, ni un examen físico si quieres cambiar tu nombre. Hoy a los trans que piden cambio de nombre y de sexo registral los mandan al SML, en donde te hacen exámenes psicológicos, y te hacen desnudarte para ver qué tanto corresponde tu cuerpo con lo que dices ser. Te revisan los genitales, o en el caso de las chicas, te hacen abrirte de piernas. Hasta te preguntan si pueden tomarte fotografías. Es casi una violación".
La derrota, por su parte, es que la ley deje afuera a los niños trans. "Hay muchos que a temprana edad ya expresan su identidad de género, y mientras tengan un nombre y sexo distinto en su carnet de identidad, siempre van a estar expuestos a la discriminación. En el momento de matricularse en un colegio, por ejemplo. Aunque haya una circular de la Superintendencia que diga que no hay que discriminar, si en tu carnet dice que sigues siendo hombre, eso siempre emerge", afirma Constanza.