El miércoles 14 de diciembre en Tribunal Ambiental de Valdivia , a partir de las 9 horas, se cumplirá una nueva etapa del litigio que aún enfrenta a las organizaciones y ciudadanos de Aysén con el segundo mayor proyecto de represas en la Patagonia luego de HidroAysén: la central río Cuervo de Energía Austral. Para ese día están agendados los alegatos de la causa que lleva adelante la Fiscalía del Medio Ambiente (FIMA) en representación de la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén (Codesa), el Comité pro Defensa de la Flora y Fauna (Codeff) y el dirigente aysefnino Hugo Díaz Márquez.

Fue en septiembre de este año que la ciudadanía de Aysén recurrió al Tribunal Ambiental de Valdivia para impugnar la decisión del Comité de Ministros de Michelle Bachelet que, en enero, validó la aprobación regional del proyecto río Cuervo (600 MW) por parte del gobierno de Sebastián Piñera. El recurso se presentó con un retraso de nueve meses dado que la autoridad ambiental solo en agosto emitió el documento que oficializó la decisión adoptada a principios de año.

Luego de aprobado el proyecto en enero, el futuro de río Cuervo, controlado por la suiza Glencore y la australiana Origin Energy a través de la sociedad Energía Austral, se ha tornado incierto. A pocos días de la reunión del Comité de Ministros, Glencore anunció su intención de desprenderse del proyecto, lo cual concretó en septiembre de este año al poner a la venta la iniciativa. Entre los interesados estarían algunas compañías chinas, incluida Three Gorges Corporation, dueña de la mayor represa del planeta: Tres Gargantas (22.500 MW).

Durante las últimas semanas el escenario se enredó aún más al conocerse que el formalizado ex senador y ex ministro de Sebastián Piñera, Pablo Longueira, estaría asesorando a una empresa para anexar a la represa río Cuervo un mega proyecto de mil megawatts de energía eólica, con su tendido eléctrico asociado. La transmisión, que aún no se ha presentado a evaluación, se proyectaría por Argentina para ingresar a Chile en alguna zona del centro-sur del país.

Tal idea fue rechazada por el Consejo de Defensa de la Patagonia, organización desde la cual se señaló que “las intenciones de privados de intervenir severamente la Patagonia pasan a llevar la voluntad regional y nacional que está en plena definición, en momentos que se trabaja en Hoja de Ruta de la Política Energética para Aysén”. Agregaron que “este plan eléctrico contempla la central hidroeléctrica Río Cuervo, iniciativa lo más alejada de la sustentabilidad, de ser una fuente renovable y –más aún- de ser ERNC, que es la prioridad regional para desarrollo de su futura matriz energética”.

Para Peter Hartmann, director de la filial Aysén de Codeff, en esta nueva idea “están todos los corruptos de siempre tratando de armar un proyecto que no sirve para Chile, sólo a ellos. La empresa ha entregado dineros a todas las instituciones mientras estaba en evaluación. Al punto que el alcalde y el diputado David Sandoval (UDI) andaban paseando en catamarán por la Laguna San Rafael por cuenta de Energía Austral”.

Problemas en la tramitación

Entre los principales argumentos contra la represa río Cuervo, que serán presentados este miércoles en Valdivia, se señala que  “la evaluación del estudio de esta central hidroeléctrica ha sido hasta hoy un traje a la medida del titular, ignorando por completo el bienestar y la opinión de los ciudadanos de Aysén a quienes se obliga, en definitiva, a soportar el riesgo excesivo que este proyecto introduce. Además de que existe una deficiente evaluación de las variables geológica y sísmica, se ha incumplido con el Convenio 169 de la OIT, se ha tramitado de forma irregular con servicios que no se pronunciaron y se han dejado sin evaluación impactos de gran importancia” señaló el abogado Diego Lillo de FIMA, al anunciar recursos ante los tribunales.

En este sentido, se ha señalado que avanzar en un embalse de 13 mil hectáreas en una zona de alto riesgo como es la falla Liquiñe-Ofqui, rodeada de volcanes y sin haber definido aún la Política Energética Regional es una irresponsabilidad. Esto sumado a la destrucción de un ecosistema único en el mundo, que incluye la desaparición de dos de los principales lagos de la región: el Yulton y el Meullín.