Un paso al frente: Los desafíos del Frente Amplio

Un paso al frente: Los desafíos del Frente Amplio

Por: Sebastián Depolo | 28.12.2017
No seremos actor solo por resistencia, necesitamos transmitir que sí se puede, que cambiar Chile es posible y que el Frente Amplio es la vía para hacerlo. Debemos organizar la esperanza, no solo el descontento.

Piñera ganó. Movilizó electores más a allá de su frontera, sumó mucho más que el tercio que lo votó en primera vuelta, a muchos por miedo y a otros tanto por genuina adhesión a un programa que administra lo existente. Ganó y seremos oposición, tal como lo dijimos.

Uno puede augurar que el gobierno de Piñera no será fácil, enfrentará dos grandes fuentes de tensiones internas, la primera será la construcción de una mayoría parlamentaria que le permita pasar leyes por el congreso y la segunda las tensiones entre las almas reunidas en la derecha y expresadas en las otras candidaturas presidenciales de su sector, tras Piñera hay varias derechas: la populista o autodenominada social de Ossandón, la neoconservadora de José Antonio Kast y la tecnocracia renovada de Felipe Kast. Lidiar con eso puede ser fuente de conflictos internos y de desaguisados externos que despierten indignación ciudadana, ejemplo el retroceso o burocratización excesiva de la aplicación del aborto 3 causales o la militarización de la Araucanía.

Para Piñera, eso sí, hay buenas noticias desde el mundo de las finanzas, el ciclo de precios de los principales productos de exportación de Chile enfrentará una abierta mejora y los mercados han reaccionado con entusiasmo ante la posibilidad de un gobierno que les será favorable a ellos y sus intereses. También cuenta con la anuencia de los principales medios de comunicación, sus editorialistas y analistas. Es probable que sean tiempos difíciles para nuestras ideas. Ante un escenario adverso será difícil ser oposición.

Estoy convencido de que se abre un nuevo ciclo político, con la derecha en el poder, una ex Concertación en crisis y con el surgimiento del Frente Amplio como nuevo actor político en el escenario. ¿Cómo seguirá esta historia?, depende fuertemente del comportamiento de los actores y de su madurez y responsabilidad con el futuro. Tenemos el deber y la responsabilidad de construir un nuevo tipo de oposición política y social ante la derecha en el poder. Y tenemos poco tiempo.

No podemos eludir la responsabilidad ante el ciclo que se abre, existe una posibilidad cierta de que el triunfo de Sebastián Piñera se convierta en una seguidilla de gobiernos de la derecha neoliberal si organizan los infinitos recursos con que cuentan en pos de ese objetivo. Necesitamos protagonizar el ciclo que se abre en todos los frentes de disputa, el del movimiento social, el institucional, el territorial y el más importante de todos la batalla por el sentido común y la sintonía con las mayorías. No seremos actor solo por resistencia, necesitamos transmitir que sí se puede, que cambiar Chile es posible y que el Frente Amplio es la vía para hacerlo. Debemos organizar la esperanza, no solo el descontento.

Necesitamos construir una mayoría social con nuestras ideas que se exprese políticamente en las contiendas electorales que vendrán. No necesitamos la suma simple de siglas partidarias, ni las reconfiguraciones potenciales de alianzas sin identidad ni proyecto propio, necesitamos que nuestras ideas de cambio, que nuestro programa esté en la conversación cotidiana de las familias chilenas y eso se logra con trabajo, despliegue y organización para que el Frente Amplio sea el vehículo que le de a Chile un gobierno transformador en el ciclo que viene.

Necesitamos desarrollar y profundizar nuestro programa el que hoy puso sobre la mesa cuestiones clave como el impuesto a los super ricos y justicia tributaria para mejorar nuestra vergonzante distribución del ingreso, la condonación de las deudas educativas como compromiso de Estado, una Asamblea Constituyente para definir entre todos y todas las reglas del futuro y políticas públicas participativas en su elaboración, implementación y evaluación desde los territorios. Queda mucha tarea por delante y serán cuatro años intensos y vertiginosos. Llegamos para quedarnos y eso significa una tremenda responsabilidad.

También es cierto que hoy logramos representar al 20% en la presidencial y casi un millón de chilenos en la elección parlamentaria y que necesitamos de muchos más para ser gobierno. Esto sólo será posible con diálogos sinceros, sin estridencias, que respeten la autonomía de cada uno de los proyectos que ante el gobierno de derecha seremos oposición y el peso relativo que cada uno alcanzó.

Hay que aprender rápido a trabajar con otros que, estando fuera del FA, comparten nuestros objetivos: un nuevo modelo de desarrollo, una democracia profunda y una vida segura con derechos sociales universales del nacimiento a la vejez. Coordinar una acción conjunta cuando  sea posible, competir con ellos cuando sea necesario. De nosotros depende, de nuestra capacidad de transformar el anhelo de cambio en acción, necesitamos dar un paso al frente, organizarnos y avanzar.