Del tratamiento obsoleto a la falta de educación sexual: Radiografía del VIH/SIDA en Chile

Del tratamiento obsoleto a la falta de educación sexual: Radiografía del VIH/SIDA en Chile

Por: Greta di Girolamo | 01.12.2017
En seis años los casos de VIH aumentaron en un 66%, posicionando a Chile como el país con más aumento del virus en Latinoamérica. Pacientes denuncian terapias obsoletas, especialistas exigen educación sexual y el Gobierno promete mejorías con un decreto recién salido del horno. Aquí las claves para entender el VIH en Chile.

Fue en agosto cuando se prendieron las alarmas, luego de que el Ministerio de Salud (Minsal) informara que los casos confirmados de VIH/Sida en Chile aumentaron en un 66% entre 2010 y 2016. Se pasó de de 2.968 a 4.927 casos. Eso considerando que se estima que cerca de un tercio de las personas que son portadoras no lo saben. A esto se sumó que Onusida anunció que Chile es el país con más aumento de casos de Sida en Latinoamérica. ¿Qué pasa con el VIH/Sida en Chile?

El abc del Sida

[caption id="attachment_179690" align="aligncenter" width="640"] /Agencia Uno[/caption]

El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) es una infección que, al principio, es asintomática, pero que va deteriorando el sistema inmune. Lo que hace es atacar y destruir una clase de glóbulos blancos -linfocitos o células CD4- que defienden al organismo de enfermedades como infecciones graves o el cáncer. Según su avance, el VIH puede llegar a la etapa del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida).

Las formas más frecuentes de contagio son las relaciones sexuales, ya sean vaginales, anales e incluso orales. También se puede contagiar por la sangre, embarazo y lactancia. Si dos personas que ya tienen VIH mantienen relaciones sexuales, pueden “recontagiarse”. Eso ocurre porque el virus, una vez en el organismo, muta en variaciones únicas, por lo tanto puede suceder que una persona transmita a otra una variación del virus que esta no tenía y contra la cual su tratamiento no funciona.

Para saber si se es portador del virus, hay que realizarse el Test de ELISA, un examen de sangre que detecta un antígeno del VIH llamado p24 y también un anticuerpo que genera el organismo para defenderse del virus cerca de tres semanas después de haberlo contraído. Aunque la recomendación es esperar tres meses desde la relación sexual riesgosa para hacerse el examen y cerciorarse de que ya pasó el periodo ventana.

Según la Encuesta Nacional de Salud (ENS) del periodo 2016-2017, el 17,2% de la población declara haberse hecho el examen de VIH/SIDA en el último año, mientras que hace 6 años lo había hecho casi un 29%.

En Chile este examen es confidencial y se puede realizar de forma gratuita en hospitales públicos y en las Unidades de Atención y Control de Salud Sexual (Unacess), que entregan el resultado a los pocos días. Pero el procedimiento no es tan simple: antes del examen, hay que ir a una consulta médica para conseguir la orden y, en caso de no tenerla, el procedimiento del Minsal es hacer una consejería sexual previa al examen, que incluye indagatorias sobre conductas sexuales. La otra alternativa es hacerse el test al donar sangre o en instituciones privadas como TestVIH, donde hacen un examen rápido que arroja el resultado en 10 minutos y cuesta $20.000. Este mismo test se comenzará a implementar la próxima semana en tres servicios públicos de salud: Arica, Suroriente y Metropolitano Central.

En cualquier caso, si el examen da positivo, se envía la muestra al Instituto de Salud Pública, donde se verifica el resultado y la identidad de la persona antes de notificarla.

Remedios obsoletos

Por la cantidad de variaciones del VIH y su resistencia, no ha sido posible encontrar una cura. Aún así, existe el tratamiento antirretroviral (TAR), una combinación de medicamentos que permite controlar la enfermedad, tener una vida más sana y disminuir el riesgo de transmisión. Si se deja de tomar el tratamiento, el organismo puede generar resistencia al medicamento y el tratamiento fracasa.

En Chile, este tratamiento está cubierto por el GES tanto para personas con VIH como para quienes están en etapa de Sida. “Si bien la terapia está garantizada por ley, hemos hecho denuncia por desabastecimiento de entrega de medicación: hay personas que no han recibido su terapia o que la reciben de forma parcelada”, explica Víctor Hugo Robles, activista y paciente de VIH conocido como el Che de los Gay. Él se atiende por el sistema público y el medicamento que se le administra, AZT, es el primer fármaco que se inventó para tratar el virus, aprobado en 1987. “Chile entrega terapia universal pero es obsoleta, estamos atrasados en 10 años con respecto al resto del mundo. Y si quieres acceder a las terapias de última generación, tienes que hacerlo de forma privada y cuestan cerca de dos millones al mes. Es muy elitista”, dice. En su caso, ha sufrido daños hepáticos, hipertensión. “Para muchos la terapia antirretroviral ha sido una salvación. Pero esto no puede tratarse solamente de estar con vida, también de tener calidad de vida”, concluye Robles.

Cecilia Sepúlveda, doctora especialista en inmunología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, explica que prácticamente día a día se encuentran mejores medicamentos para tratar el virus. “Son fármacos mejor tolerados, con menos efectos adversos y más potentes en su efecto contra el VIH. Son características muy importantes. En la medida en que el paciente vea que no tiene cambios y molestias por la triterapia y que obtiene buenos resultados en sus controles, su adherencia al tratamiento va a ser mayor. Y sabemos que para que el tratamiento sea óptimo, la adherencia debe ser del 100%”, dice.

En septiembre de este año se firmó el nuevo decreto modificatorio Auge 2017, que aumentará la cobertura de la infección a partir de marzo de 2018. Una de las cosas que hace es introducir nuevas terapias que serán implementadas para futuros pacientes, para personas recién diagnosticadas y también para personas que ya están en tratamiento. Este decreto beneficiaría a los 41.600 personas que viven con VIH, según información del Programa Nacional de VIH e ITS. Aunque Edgardo Vera, jefe del programa, dice que se estima que en realidad podrían ser 65 mil.

Otro cambio importante es que el decreto eliminará las restricciones de acceso al tratamiento para el VIH que tiene el GES. Actualmente se exige un máximo de 350 linfocitos cd4 en la sangre para poder iniciar el tratamiento gratuito. O sea, las personas infectadas pueden tener que esperar hasta 6 años hasta estar en una etapa más avanzada para comenzar el tratamiento. ¿El problema? En esos años su salud sólo sigue empeorando y además, al no tratarse, hay más posibilidades de contagio, ya que la terapia disminuye la carga viral hasta hacerla indetectable.

Las deudas: prevención y participación

Del total del presupuesto de salud destinado al VIH durante 2017, casi el 98% se destina al tratamiento de la enfermedad, mientras que solo un 1,2% se destina a prevención. Así lo indica un oficio firmado por el Subsecretario de Salud, Jaime Burrows, del 19 de junio de 2017. El presupuesto ejecutado incluye un gasto de 59.894.316 millones de pesos para terapias contra el VIH, mientras que la suma de las campañas de prevención a nivel nacional y regional y la repartición de preservativos no supera los 760.000 millones.

Edgardo Vera, jefe del Programa Nacional de VIH e ITS, dice que la diferencia de gasto se justifica por el alto precio de las terapias antirretrovirales, pero que de todas maneras se está avanzando en el tema. “La tendencia debería ser avanzar hacia una mayor inversión en distintas formas de prevención, entendiendo que hay que continuar potenciando el tratamiento porque también es de prevención. Vamos a seguir reforzando la compra de preservativos y disminuir las barreras para su acceso. También estamos estudiando la posibilidad de implementar la Profilaxis preexposición”, dice. Se refiere al llamado Prep: una especie de pastilla del día después del VIH. Es un comprimido que se toma después de haber mantenido una relación sexual que podría ser riesgosa y que baja de manera considerables las probabilidades de contagio.

De cualquier manera, la forma más efectiva de prevenir la transmisión del VIH es usando condón. A pesar de que este método anticonceptivo se reparte de forma gratuita en hospitales, Cesfam y consultorios, según la última Encuesta Nacional de Salud, solo el 10% de la población sexualmente activa dice haber usado condón en el último año. En el caso de jóvenes entre 15 y 24 años la cifra llega a un 22%.

“Se pueden repartir millones de condones, pero si las personas no están habituadas a usarlos, si no hay conciencia, no sacamos nada. Para que se conozca y se adquiera esta práctica es fundamental la educación sexual en los colegios. Ahora el tema se habla solo en algunas clases de biología, pero el tema de la sexualidad y afectividad es mucho más profundo. Esa es la gran deuda”, asegura Cecilia Sepúlveda, doctora experta en inmunología.

En la misma línea está Rolando Jiménez, del Movilh, quien asegura que deberían existir programas de educación sexual en los colegios desde la pre básica de forma obligatoria. “Hay una deficiente conducta de prevención de VIH en Chile y eso ha hecho que las tasas aumenten. Se debe incorporar programas de educación sexual al currículum escolar, porque las campañas que se hacen una vez al año no tienen impacto. La responsabilidad política es enorme”.

Una de las críticas que ha hecho durante los últimos meses pacientes y organizaciones sociales ligadas al VIH tiene que ver con el “Nuevo Modelo de Atención Integral a Personas Viviendo con VIH/SIDA”, específicamente con la supuesta derivación de los pacientes de los 39 centros especializados donde son tratados actualmente a la Atención Primaria. “Supimos a través de correos electrónicos que se estaba planeando un cambio este traslado a la Atención Primaria. Muchos compañeros en el país están muy inquietos, sienten miedo, porque no es lo mismo atenderse en un hospital a que en un consultorio donde todo el mundo te conoce. Esta enfermedad, a diferencia de otras, como la diabetes, tiene una connotación. Estamos expuestos a discriminación y estigma social”, alega Víctor Hugo Robles, quien interpuso un recurso de protección por esta medida. Y añade: “Nosotros queremos participar de estas planificaciones, porque somos quienes conocen lo que pasa con nuestros cuerpos. A veces hay respuestas biomédicas que no incorporan aspectos socioculturales que son tan importantes”.

Por su parte, la Red Nacional de Pueblos Originarios (RENPO) publicó una declaración en donde rechaza la medida aludiendo a que viola el convenio internacional 169 de la OIT porque no se realizó una consulta ciudadana antes de implementar decisiones como esta.

Sin embargo, Edgardo Vera asegura que se ha descartado definitivamente ese traslado. “Lo que se hace es mantener en nivel secundario de atención y se ofrece fortalecer su atención con los servicios que se dan en atención primaria. Esa definición se hace entre médico y paciente. Nunca se ha planteado el traslado a la Atención Primaria”, afirma.