El Tedeum Evangélico: De la falacia del apoliticismo al realismo partidista
Da la impresión de que sólo hay una postura evangélica: aquella que muestra la TV y es presentada como la postura oficial. Sin embargo los evangélicos, siguiendo la tradición protestante, siempre fueron partidarios de que ninguna denominación, iglesia, pastor o líder debía arrogarse representatividad.
De este modo, cuando un predicador o denominación habla en representación de todos: es una falacia. Sin embargo todo eso cambió con la Dictadura, fundamentalmente con la Declaración Pública que firmó un grupo de dirigentes evangélicos, el 13 diciembre de 1974 en apoyo a la Junta Militar, estos líderes evangélicos convocantes, más tarde, configuraron el Consejo de Pastores (CP), y de ahí se formó una idea generalizada, refrendada además por expertos en sociología y antropología de las religiones, que todos los evangélicos chilenos brindaron su apoyo al régimen militar.
No obstante, hubo otras denominaciones evangélicas que tomaron posiciones de silencio, repliegue o crítica a la Dictadura. Los sectores evangélicos críticos a la dictadura se expresaron a través de distintas agrupaciones: Asociación de Iglesias Evangélicas de Chile (AIECH), Confraternidad Cristiana de Iglesias (CCI), Cristianos por la Vida y Evangélicos por la Democracia.
También hubo instituciones de ayuda social como Ayuda Cristiana Evangélica (ACE), Servicio Evangélico para el Desarrollo (SEPADE), y Centro Ecuménico Misión Urbana y Rural de la Iglesia (CEMURI), en Concepción; y participación evangélica en organismos ecuménicos como el Comité de Cooperación para la Paz (Comité Pro Paz), la Fundación Ayuda Social de Iglesias Cristianas (FASIC) y el Centro Ecuménico Diego de Medellín (CEDM).
A estas entidades se debe sumar el trabajo local de los concilios evangélicos, comunidades y confraternidades de pastores en regiones. Pero también hay otras denominaciones que no se asocian a ninguna otra.
Con la Carta 13-12-74, la epístola de la ignominia, el mundo evangélico rompió con su postura de no-representatividad y luego con el TEDEUM de septiembre del año 1975, no sólo se trunca esa tradición, especialmente de los pentecostales con la izquierda y centro-izquierda (Socialistas y radicales), por miedo a la dictadura, comienza la hipocresía política, en sentido que el TEDEUM es pensado como una acto religioso de gratitud y reconciliación, pero en realidad es un acto político, que se proclama como un suceso apolítico y a veces antipolítico, pero en realidad es un acto político, pero que es anti-izquierda y pro-derechista.
Muchos pensaban que el TEDEUM Evangélico llegaría a su término con la llegada de la democracia, sin embargo la presión de los evangélicos fue tanto, que finalmente los presidentes Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet y Piñera, han constituido su presencia en una asistencia obligatoria, mostrando su reconocimiento al mundo evangélico.
Los pastores vinculados al TEDEUM, constantemente manifiestan su venia hacia la derecha, sin embargo han sido los gobiernos de izquierda, quienes más han beneficiado a los evangélicos: las capellanías evangélicas, principalmente en La Moneda y/o el Día Nacional de las Iglesias Evangélicas y Protestantes que fue impulsado por el gobierno de Michelle Bachelet, a partir del año 2008.
De hecho cuando Bachelet era Ministra de Defensa incluyó, en su viaje a Haití, al pastor evangélico Roberto López, quien realizó algunas reuniones religiosas para las tropas chilenas. En el año 2016, con el Gobierno de la actual Presidenta, se aprobaron $5.000 millones para restaurar la Catedral Evangélica Jotabeche, (edificio de propiedad de la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile dirigido por el Pastor Durán Castro) como edificio patrimonial, declarado como tal en el año 2013.
Es conocida la unidimensionalidad moralista de las exigencias evangélicas, principalmente de los pastores pentecostales, lo que no significa que sean todos los evangélicos; además hay que sumar las posturas intolerantes del Pastor Soto y el Bus de la Libertad de la Sra. Marcela Aranda (ambos conocido por sus tendencias políticas derechistas) y de las distintas manifestaciones de reprobación que habían manifestado los evangélicos con la aprobación de la ley de aborto en tres causales.
Pero aun así la Presidenta Bachelet se atrevió a asistir al TEDEUM Evangélico, centro del conservadurismo evangélico chileno, quizás confiando en el carácter sereno y pacífico de las marchas evangélicas, y siempre considerando los templos como alejados de las luchas partidistas.
Desde el arribo de la Presidenta, con los gritos de asesina, que contradictoriamente se la gritaron a ella y no a Pinochet. En tanto Pinochet fue recibido como un mesías en 1975, y fue ovacionado con pañuelos blancos. Contradictoriamente la Presidenta fue recibida como un verdadero personaje demoniaco. Esos gritos acusadores ya eran inauditos en un templo evangélico, pero aún faltaba el plato fuerte: la alocución del predicador Eduardo Durán Salinas, (hijo del Obispo Eduardo Durán Castro dueño de casa) a su vez candidato a diputado por RN, y ex Gobernador por la Provincia de Ñuble, durante el gobierno de Piñera.
Como predicador, individuo, candidato y político, tiene todo su derecho a disentir frente las leyes: lo reprobable es que lo hizo desde un púlpito, lugar, que tantas veces los pastores evangélicos negaron su uso político, ahora, se constituyó en un espacio partidista, oportunista y ofensivo hacia la Presidenta, hacia una autoridad del Estado de Chile. Aquellos que históricamente han llamado a sus feligreses a respetar y orar por las autoridades, tema recurrente durante los Tedeum, pero en esta ocasión pasó de la oración a la execración.
Pero este réprobo acto no se trata sólo de una postura política y partidista, sino que se trata de un problema cultural: es un acto misógino y sexista. Puede ser plausible que los pastores y predicadores no hayan levantado sus voces frente a Pinochet: por miedo a perder la vida, porque no es lo mismo gritarle asesino a un Dictador que a una autoridad elegida democráticamente.
También, se puede entender que manifiesten su gratitud a Pinochet por considerarse honrados que un Presidente de la República asista a una acto evangélico, una religión minoritaria y despreciada históricamente.
Sin embargo no hay crítica a ninguna otra autoridad presidencial, incluso a Piñera, cuando siendo Presidente, a veces con sus negocios éticamente difusos.
¿Por qué ningún presidente ha sido conminado? Porque son hombres, en cambio, la Presidenta Bachelet, por ser mujer, el predicador Durán Salinas, se arrogó ese rol patriarcal de acusar a la Presidenta, como cualquier otro hombre que se arroga esa autoridad, porque está en su casa y aquí el Sr. Durán Salina, se sintió con la libertad y la autoridad que podía hacerlo, porque estaba en la casa-templo, pero además estaba en su púlpito.
En su doble condición de predicador y político, no reconocerá ni pedirá disculpas por la ignominia a una autoridad de Estado, una mujer, una Presidenta, porque tal como decía un dicho popular “las P” (predicador, político, Papa, etc), no se equivocan, por lo tanto no piden perdón, ellos sólo le piden perdón a Dios y no al que humillan o avergüenza. Dado que el Tedeum Evangélico pasó de un acontecimiento religioso-político a una religiosa partidista, de seguro que en el futuro las autoridades presidenciales que no sean partidista de tal TEDEUM se abstraerán de asistir, excepto que se asegure el respeto a la investidura presidencial