El Partido Pirata: Mucho más que Internet y software libre
"Para quienes no han oído hablar de nosotros: en el Partido Pirata amamos la Internet. Nos encanta copiar y compartir, y amamos las libertades civiles. Por eso, algunas personas nos llaman piratas. Quizá en un intento por hacernos inclinar la cabeza y sentir vergüenza. El problema fue que eso no funcionó muy bien. Decidimos defender nuestra postura".
Con esas palabras Rick Falkvinge, fundador del primer Partido Pirata en Suecia, introduce al público asistente a sus conferencias lo que varios se preguntan día a día: ¿Quiénes son piratas?
Se dice que son activistas de Internet, que dentro de sus actividades sólo cabe el estar detrás de un computador, que en su mayoría son informáticos. Incluso se llega a creer que son los ladronzuelos que más de un dolor de cabeza dieron a la corona española y portuguesa -comentario bastante anacrónico por lo demás- ya que de esos hechos históricos derivaría el nombre con el que varios ciudadanos de nuestro país practican sus labores políticas.
Lo que Rick Falkvinge no calculó fue que rápidamente se esparciría este movimiento por más de 70 países, incluidos países latinoamericanos. Ahí fue cuando cada país aportó su grano de arena a la lucha que comenzaron piratas suecos. La lucha ya no era solamente reformar leyes de propiedad intelectual, sino que ahora traía consigo la defensa y promoción de las libertades civiles.
Piratas llegaron a un diagnóstico común: la batalla que se venía a futuro tenía como epicentro el conocimiento. ¿Por qué? Porque para el sujeto posmoderno que vive y se desarrolla bajo la lógica del capitalismo tardío, el capital, la propiedad privada e incluso su persona pasan a ser un producto más del sistema. Actualmente no somos más que números que instituciones privadas, estatales, corporaciones o empresas guardan en sus bases de datos. Pero algo faltaba en la ecuación.
El sistema político actual funciona para darle más poder a estos monopolios, verdaderas granjas de personas. Fue que se llegó a la conclusión de que no vivimos en democracia, que nos han mentido durante décadas para dejarnos en un estado de pasividad y conformismo absoluto. Vivimos en repúblicas de gobierno representativo. Y Piratas entonces llegaba a su diagnostico final: para superar el actual sistema de opresión, necesitamos liberar el conocimiento. Necesitamos empoderar a la ciudadanía.
Pero el conocimiento, así como lo antes nombrado, es otro producto más de este sistema capitalista -en el caso chileno, neoliberal-. ¿Qué hacer entonces? Subvertirlo. Según la RAE, subvertir vendría a ser el acto de "trastornar o alterar algo, especialmente el orden establecido". Los Piratas entonces asumieron como tarea el subvertir el sistema actual, y de eso sabían bastante quienes vienen de una tradición hacker, ya que ellos para encontrar las llamadas "puertas traseras" que hacen un sistema computacional menos seguro, deben encontrar vulnerabilidades en estos. La conclusión final: hay que buscar las vulnerabilidades de este sistema y subvertirlo, hackearlo.
Piratas buscan el empoderamiento ciudadano, lo sitúan como el vehículo para alcanzar la tan ansiada democracia -como alguna vez existió en la antigua Atenas- y el camino para hackear el sistema es más sencillo cuando te unes a los demás, creando colectivos -o como lo llaman los Piratas, “enjambres”-, en base a valores comunes. Es así como deciden trabajar en la base de que valores como la transparencia, la privacidad, el humanismo, la resiliencia, la diversidad, la economía de enjambre, la legislación de calidad, la ciencia y la tecnología, son claves para la liberación del conocimiento, para que la sociedad se empodere y pueda hackear el sistema, subvertirlo desde sus vulnerabilidades.
Estamos por la neutralidad de la Internet y la defensa de esta como espacio libre, ya que se configura como un territorio donde aún podemos ser libres, donde se encuentra el conocimiento a un click y un PDF de distancia. Hemos sido enfáticos al decir que la tecnología y todo lo que la Internet supone ha cambiado a la sociedad, la ha empoderado y le ha dado una voz, pero esa voz necesitamos que se escuche “fuera del teclado”. Para defender los derechos civiles y con la acción concreta decir fuerte y claro: ¡Queremos real democracia! ¡No más corrupción! ¡Participación en la formulación de leyes!