Mónica Briones, Sola Sierra y la Machi Linconao: Las luchas de 3 mujeres para recordar más allá del #8deMarzo
En el siglo XVIII, la inglesa Mary Wollstonecraft ya argumentó que las mujeres no son por naturaleza inferiores al hombre y denunció la falta de acceso a la educación. Como ella, muchas otras que quedaron en el olvido han hecho grandes a la conquista de los derechos de las mujeres. De los aportes de la francesa Simone de Beauvoir, en los 50; o la influencia en la filosofía feminista de la estadounidense Betty Friedan, en los 60; hasta la contribución de las sufragistas latinoamericanas como Paulina Luisi, en Uruguay, o Matilde Hidalgo de Procel, en Ecuador. Son muchos los nombres propios de mujeres de todo el mundo que se rescatan cada 8 de marzo, en motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
En El Desconcierto queremos poner el foco en referentes chilenas más contemporáneas que también se han enfrentado al sistema patriarcal -clasista, racista y heteronormado- para disputarle el poder, conquistar derechos humanos y levantar nuevas voces desde los feminismos.
Aquí las historias de tres mujeres de distintas generaciones de la historia reciente del país, que encarnaron luchas en diferentes frentes o se convirtieron en símbolo de ellas.
1. Mónica Briones: una muerte impune que empuja el movimiento lésbico-feminista
Mónica Briones tenía 34 años y un día cuando fue brutalmente asesinada. Fue el 9 de julio de 1984, cuando, según la investigación de Erika Montecinos Urrea, un desconocido de estética “nazi”, la mató en pleno centro de Santiago a punta de patadas y golpes a la cabeza. Un ataque homofóbico que terminó con la vida de la escultora que se había reconocido públicamente como lesbiana en plena dictadura, entre los '70 y '80, cuando la sexualidad se vivía de manera clandestina. Sin embargo, no lo había revelado a su familia, sólo su hermana era conocedora de su realidad.
El asesinato de la joven, que fue catalogado como accidente por la policía, se llenó de dudas luego de que el abogado de la familia asegurara que había sido un asesinato por encargo. La investigación en torno a su muerte duró ocho años. En 1995, el caso fue sobreseído por la justicia, sin encontrar culpables, pese a que la familia insistió en continuar la investigación. Hasta el día de hoy el crimen permanece sin responsables y con total impunidad.
El caso nunca tuvo la misma resonancia que tres décadas después tendría el asesinato de Daniel Zamudio, en 2012. En parte por enmarcarse en la dictadura, en parte porque quedó silenciado por los movimientos sociales y hasta por los grupos feministas.
Sin embargo, la muerte de Mónica sirvió para dar el empujón definitivo a la primera organización de lesbianas en Chile, Ayuquelén, que venía gestándose poco tiempo antes y que se hizo realidad de la mano de las amigas de la artista.
La puesta en marcha del movimiento lésbico permitió visibilizar otra realidad de la diversidad social, hasta entonces silenciada y cuyos protagonistas habían sido por años los hombres. Además levanta la construcción del pensamiento "lésbico-feminista", otorgando una postura política a la reivindicación de la orientación sexual.
2. Sola Sierra: la voz que internacionaliza la defensa de los derechos en contra de la dictadura
La desaparición de su esposo en 1976 abonó el camino para convertir a Sola Sierra en símbolo de la defensa de los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet. Fue presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) desde 1984 hasta su muerte, en 1999, y una de las fundadoras de la Federación Latinoamericana de Detenidos Desaparecidos en 1981, Fedefam, desde donde tomó relevancia en el ámbito internacional.
En 1977 fue una de las organizadoras de la primera manifestación de la AFDD. Y no fue una protesta cualquiera. Junto a otras 23 mujeres y dos hombres llevaron a cabo una huelga de hambre en la sede de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe, CEPAL.
El efecto de la acción fue inmediato y la presión contribuyó -junto con el descubrimiento de los hornos de Lonquén- obligar al gobierno a reconocer, por primera vez, que en Chile existían detenidos desaparecidos.
Durante la dictadura, Sola Sierra se convirtió en altavoz de la realidad chilena. Viajó por Europa, Latinoamérica y Estados Unidos, participando en congresos, charlas y conferencias sobre derechos humanos, por lo que posicionó como una figura de relevancia internacional.
En 1981 se entrevistó con el entonces relator de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Aboulage Dieye, al cual le solicitó que la ONU exigiera al gobierno de Pinochet respuestas acerca de la desaparición forzada de personas.
Hasta el día de su muerte el 1 de julio de 1999, Sola Sierra no se cansó de pedir justicia y libertad.
3. Francisca Linconao Huircapán, la machi que pone en jaque el sistema jurídico chileno
A finales de la década del 2000, la mapuche Francisca Linconao emprendió su lucha contra la explotación ambiental del territorio ancestral mapuche y la persecución a la defensoras de la tierra.
El año pasado estuvo en punto de mira por la polémica desatada por las medidas cautelares decretadas por la Justicia en la formalización del caso de los agricultores suizo-chilenos Luchsinger Mackay. Aunque inicialmente los tribunales la dejaron en prisión preventiva, a pesar de su delicado estado de salud y de los impedimentos que eso conllevaba para su rol tradicional, finalmente obtuvo un cambio que la dejó en arresto domiciliario.
Sin embargo, la figura de la Machi destaca por la disputa que abrió en 2008 contra la sociedad ganadera Palermo Limitada por tala ilegal de árboles y arbustos nativos en el fundo Palermo Chico, colindante con su comunidad, Rahue, en la comuna de Padre Las Casas.
Invocando el Convenio 169 de la OIT, la machi argumentó que la tala era ilícita, por cuanto se realizaba dentro del perímetro de 400 metros más próximos a tres manantiales, cuyos nacimientos estaban en los cerros del sector. Se infringía de esta forma el artículo 5 de la Ley de Bosques. También denunció la violación de un sitio de significación cultural, los denominados “Menokos”, humedales donde habitan fuerzas que en la cosmovisión mapuche tienen el carácter de sagrados. Y además, la pérdida de plantas medicinales, vitales para su trabajo de machi.
El gobierno de Bachelet había ratificado aquel mismo año el tratado internacional de la OIT. Un año más tarde, la Corte de Apelaciones de Temuco emitió el fallo a su favor, ratificado más tarde por la Corte Suprema.
El fallo constituyó un triunfo histórico al convertirse en la primera aplicación del Convenio 169 en Chile, el cual establece en su artículo 13 la obligación del Estado de respetar la importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los pueblos indígenas reviste su relación con las tierras o territorios.