Mauricio Osorio Pefaur y La Tragedia Obrera de Bajo Pisagua: “Hay que tratar de creerle menos a la historia oficial”
“EN RIO BAKER
jente abandonada
Pedimos investigación
“De Curaco se denuncia que la Sociedad Esplotadora del Río Baker ha dejado abandonados un cierto número de trabajadores que llevó a los terrenos de su Concesion.
La denuncia ha sido dirijida por telégrafo a la Intendencia de Llanquihue, solicitando amparo. Se agrega al denuncio que varios de esos trabajadores abandonados están muriéndose enfermos sin recibir auxilio de ninguna clase.
Creemos necesario hacer una investigación rápida, i poner el remedio.
No sería posible permitir un abandono como el que se denuncia”.
Periódico La Alianza Liberal
Puerto Montt
Año XIII, Nº 769, 8 de septiembre 1906.
A comienzos del siglo pasado, el Estado chileno otorgó en arrendamiento casi 800 mil hectáreas a la Sociedad Explotadora del Baker, compañía ganadera constituida en 1904 y que dio inicio al primer intento de colonización del valle del río Baker, al sur de la región de Aysén. El compromiso suscrito consistía en la instalación de mil familias en la zona y la apertura de una senda hasta el mar, con el objetivo de sacar la producción de carne y madera de ciprés por el océano Pacífico. Así, en 1905 la compañía llevó a unos 200 trabajadores chilotes al sector conocido como Bajo Pisagua, en la desembocadura del río Baker, distante 6 kilómetros de la localidad de Caleta Tortel. Tras seis meses de abandono en los que el barco que debía ir a buscarlos no llegó, 59 personas perdieron la vida en 1906, siendo sepultadas en la hoy llamada “Isla de los Muertos”. En el lugar existe un cementerio con 33 cruces, de las cuales sólo una tiene nombre, el de Melchor Navarro.
“Básicamente, mi interés al iniciar este trabajo era desmitificar la forma en que estamos escribiendo la historia de Aysén, en el sentido que no se puede seguir haciéndolo en base a hechos aislados, sino que es necesario mirarla en relación con otros contextos, otros territorios. No sólo a nivel local, porque eso reduce la mirada y genera una falsa comprensión de la realidad que es dañina. Eso es lo que intento con el libro, decir que si tomamos cualquier otro tema nos daremos cuenta que Aysén no ha estado tan aislado de la historia de Chile. A partir de ahí podremos entender porqué ha sido tan funcional el discurso del aislamiento para la hegemonía de los poderes, tanto estatales como empresariales”, comienza señalando Mauricio, quien tardó unos 2 años en recopilar los datos que finalmente permitieron la edición de este trabajo.
-Hace unos días lanzaste tu libro en la Biblioteca Nacional de Santiago. ¿Cómo nace esta inquietud respecto con saber qué pasó realmente en este caso?
-“Esto partió en un proyecto Fondart el año 2013, consistente en la creación de ocho historias para radioteatro. Una de ellas, llamada ‘La tumba de Melchor’, tuvo que ver con la llamada ‘Isla de los Muertos’. Mi trabajo consistió en hacer el texto narrativo, ficcionando a partir de fuentes y textos históricos un hito sensible en la historia de la región de Aysén. Sin embargo, con la información que había no era posible hacerlo, entonces a partir de esa necesidad nace la idea de venir a buscar más antecedentes a Santiago, escarbar en los archivos de prensa disponibles para ver si podía haber alguna luz a partir de ahí respecto de lo que ocurrió”.
-¿Cómo fue ese proceso? ¿Con qué te encontraste, qué pudiste descubrir?
-“Yo veo dos niveles en esto de mantener el tema de la ‘Isla de los Muertos’ en la penumbra del misterio. Una tiene que ver con el presente, cómo se fue construyendo la historiografía sobre este hecho particular en Aysén, y que yo creo que tiene mucho que ver con esta idea de que los sucesos históricos en la región han ocurrido en una condición permanente de aislamiento, lo cual permitía que estos episodios se percibieran como hechos aislados, sin conexión alguna con otros hechos del país. El otro nivel, que es el inicial y con el que me encuentro durante esta investigación, es el que revela la voluntad de invisibilizar el hecho desde el momento mismo en que ocurre. Hay intereses detrás de la Compañía Explotadora del Baker que buscan esconder lo que está ocurriendo, que ojalá se hable lo menos posible de ello”.
-¿Qué elementos de análisis, encontrados durante el desarrollo de tu investigación, te permitieron llegar a esa conclusión?
-“A partir de la revisión de la prensa de la época pude ir constatando esto Hay una prensa más regionalista, de la zona de Llanquihue y Chiloé, que denuncia el hecho, pero a medida que la información va avanzando hacia el Norte ésta se va diluyendo. La prensa nacional se alimentaba de esta prensa para hablar de ciertos temas que ocurriesen en el sur de Chile, pero respecto de este tema hay medios -que ya en esa época eran muy influyentes y de hegemonía informativa, como ‘El Mercurio’ de Santiago y Valparaíso- que no mencionan nada del hecho, salvo la reproducción de una de las sesiones del Senado de noviembre de 1906 donde se mencionó algo del tema, pero nada más. Entonces uno ve claramente una voluntad de ocultamiento del hecho”.
-Este es un episodio que ocurre en una región aislada, pero sin embargo no es un hecho aislado dentro de la historia de Chile en esos años, comienzos del siglo XX, en donde hubo una sucesión de matanzas obreras en nuestro país, siendo la más conocida y emblemática la de la Escuela Santa María de Iquique. En ese sentido, y a pesar de las distancias geográficas, ¿es posible hermanar al obrero chilote abandonado en esa isla con el obrero del salitre masacrado en el Norte?
-“Absolutamente. Hay indicios de la aplicación de un modelo traído desde la lógica minera, sobre todo en la Compañía Explotadora del Baker. De hecho resulta anecdótico que exista una fotografía de una ficha de pulpería de las salitreras en esta compañía, lo que habla que podría haber existido una lógica similar a la que se usaba en las oficinas nortinas”.
-Respecto de los responsables de esta tragedia, y a la luz de los antecedentes descubiertos, ¿existirían culpabilidades compartidas entre la empresa y el gobierno de la época?
-“Sí. Uno de los responsables directos de esta tragedia fueron los propietarios de la Compañía Explotadora del Baker, que se desentienden del tema, intentan taparlo. De alguna manera logran que un vapor, el ‘Araucanía’, vaya a buscar a los sobrevivientes, pero muy a destiempo. Y por otro lado, el Estado se encarga de desligarse totalmente de lo que estaba ocurriendo, tratando esto como una situación entre privados, a pesar de los distintos oficios que llegaron desde las provincias para pedir que se hiciera algo al respecto. Se instruye un sumario, que va bajando de jerarquía institucional hasta que llega a la Marina Mercante para que se haga cargo, diluyéndose todo absolutamente y el tema desaparece”.
-Es decir, las relaciones entre la política y los grupos de poder económico tienen raíces profundas en la historia de nuestro país…
-“Bueno, está el antecedente que a principios del siglo XX el territorio de Aysén fue -haciendo una analogía ganadera- destazado, despostado y luego entregado por parte del Estado a privados, que a su vez estaban asociados a la oligarquía centralista, capitalina, vinculada a los ámbitos de poder político y económico, como los Subercaseaux”.
-Viendo este episodio de la historia en perspectiva desde el presente, en el que la precarización laboral (bajos salarios generalizados, sistema de pensiones fuertemente cuestionado, etc.) determina una realidad objetiva reflejada en diversos índices de desarrollo social, ¿qué conclusiones se podrían sacar en cuanto al trato otorgado a los trabajadores y sus derechos?
-“Visto desde el presente, uno puede decir que ha habido un desprecio social histórico hacia los trabajadores, hacia la clase obrera. De hecho las vidas de estos trabajadores chilotes fueron despreciadas, nunca fueron inscritos sus nombres como muertos, quedaron como N.N. Pero tratando de comprender el contexto de la época, y aunque suene crudo decirlo, se asumía entonces con bastante generalidad el hecho que esto podía ocurrirle a unos o a otros, debido a las condiciones en las que vivían. El segmento social al que pertenecían marcaba mucho el estilo de vida de los trabajadores, su fatalidad. Entonces, que un trabajador muriera en faenas era parte de lo que podía tocarle por la condición de vida que tenía. Y eso es dramático, porque es funcional a la invisibilización de esa realidad”.
-¿Qué papel crees que ha jugado la historia oficial en nuestro país en la construcción e instalación del discurso, asi como también el de la prensa hegemónica como narradora de hechos noticiosos?
-“En historia, como en todas las disciplinas, se juegan luchas por la hegemonía del poder, en este caso de la información. Y claro, aquello que llamamos historia oficial ha definido ciertos cánones de temáticas para construir una identidad como país. Eso pesa mucho, porque se instala y la gente cree que es la única versión que existe de la historia. Hay varios investigadores o historiadores que han tratado de abrir otros caminos, desde otras perspectivas, para mostrar que no es tan así la situación. Yo creo que hay que tratar de creerle menos a la historia oficial y darse cuenta que es posible construir historias diversas que, en conjunto, puedan ir dándonos una comprensión más completa del lugar donde vivimos”.
-En ese sentido, ¿qué te parece el trabajo de autores como Baradit que, sin ser historiadores, han sacado a la luz detalles no contados, y que han generado la reacción negativa de parte de algunos académicos?
-“Creo que Baradit es un divulgador que se dio cuenta que había una temática no trabajada, que probó en esa temática, tomó algunos temas particulares de la historia de Chile por otro lado y los reescribió. Son temas que llaman la atención y en su lógica de divulgador me parece que está bien, aunque para mí su trabajo tiene falencias. Ahora, también es cierto que detrás de esto hay marketing editorial para poder vender un libro de fácil lectura. Con respecto a la crítica, la encuentro válida, pero como está todo mediatizado se toma como un ataque personal a él. Y la respuesta también me parece equivocada, al señalar una supuesta envidia por su éxito. Ahí se anula toda posibilidad de discusión”.
-Finalmente, ¿qué proyectos tienes en carpeta?
-“En el caso de la Isla de los Muertos tengo muchas ganas de hacer la historia oral, recuperar todos los fragmentos que puedan existir hasta el día de hoy para poder reconstruir esta historia desde el punto de vista de la Antropología, de manera de poder entenderla más. Ese es uno de los desafíos a los que pienso dedicarme”.